Eres mi visita número

domingo, 22 de abril de 2012

Films that make me think.

Los Juegos del Hambre

Hoy hablaré de la película basada en los libros de Los Juegos del Hambre. Si los libros ya te hacen pensar de por sí, la película consigue el mismo efecto y eso es lo que más me ha gustado de esta adaptación. Lo normal es que una vez te has leído los libros las películas pierden efecto, eso siempre ocurre, pero he de admitir que si no me los hubiese leído ahora mismo estaría ansiosa por conseguirlo y devorarlo de la misma forma con la que he disfrutado la película. Me pongo en el lugar de alguien que solamente ha visto la película y estoy segura de que a nadie le habrá quedado ninguna duda sobre ningún aspecto. 
Así como en otras películas hechas a partir de una novela el hecho de que añadan o quiten partes que no aparecen en el escrito te dejen con una expresión de What the Fuck en la cara ésta no es una de ellas. Sabía perfectamente que nadie se iba a enterar de qué eran algunas de las criaturas que aparecían si no llegan a haberlas explicado en una de las escenas que por supuesto, ya que cambian de visión (Katniss, la protagonista, a los presentadores en el Capitolio), no aparecen en el libro. Y así con varias partes que no voy a explicar por si alguien que lea esto, aunque lo dudo mucho, quiere ir al cine a ver la película a partir de cero.
En realidad este largometraje lo habían puesto como muy bueno en las críticas, pero yo dudaba un poco de ellas. Siempre lo dudo, he de admitir, y de hecho lo admití cuando escribí de la penúltima de Harry Potter.
Así que me planté yo en la sala del cine justo a mitad de la pantalla para poder abarcar toda la escena con mi vista y así no perderme ningún detalle, por pequeño o minúsculo que pudiera parecer. Mentiría si no dijera que me estaba poniendo nerviosa por momentos a causa de que pasaba de la hora y aún no habían apagado las luces. Y por supuesto que también lo haría si dijera que tampoco estaba impaciente cuando se tiraron media vida de anuncios, pero al menos en ese momento apareció el trailer de la nueva película de Tim Burton y me hizo relajarme bastante a la vez que me hacía reír. Por fin, no recuerdo cual fue el último anuncio que pusieron -tampoco me interesaba demasiado-, empezó la película, y también me preparé para empaparme bien de ella y de las interpretaciones más importantes como las de Katniss, Peeta, el Presidente Snow, así como de Rue y Cinna (y no me olvido del agradable Haymitch y sus preciosa). Y solamente debo decir que sorprendentemente las amé. Consiguieron que realmente me creyera lo que estaban viviendo, y del carácter que la escritora les había proporcionado en sus maravillosos libros.
Otra de las cosas que también quería ver y que, de nuevo, me sorprendieron, fueron los trajes y las pintas de los habitantes del Capitolio. Si bien, debo admitir, me los había imaginado de otro modo, cómo los han caracterizado me ha gustado, aunque tampoco maravillado. Pero a decir verdad la forma con la que los han vestido no era ni tan importante como sus reacciones al ver los propiamente dichos Juegos del Hambre. También me ha gustado cómo han interpuesto los sentimientos de los Distritos con los del Capitolio al observar por televisión lo que estaba sucediendo en la arena. La tristeza y aprensión de los doce distritos a la indiferencia de los habitantes del Capitolio así como Los Agentes de la Paz y los vigilantes de los juegos.
Dejando las escenas y demás cosas de la película ahora hablaré del tema de los libros. Se desarrolla la historia en un lugar llamado Panem, lo que ahora llamamos Norteamérica, formado por doce Distritos que viven a merced de una ciudad llamada el Capitolio. A causa de una guerra acontecida en esta región, la cual fue ganada por las gentes del Capitolio, cada año, cada distrito deberá mandar a un chico y a una chica, de entre doce a dieciocho años, a una especie de concurso televisado donde deberán luchar a muerte hasta que solo quede uno, siendo así colmado de riquezas hasta su último respiro, como si el hecho de haber tenido que matar a veintitrés personas fuese algo por lo que sentirse orgulloso. 
Todo esto me hace darme cuenta de lo afortunada que soy de vivir en esta época, me hace dar gracias por lo que tengo. Los humanos somos tan estúpidos... Nos creemos los mejores y que siempre tenemos la razón y no nos damos cuenta del daño que causamos a la gente a nuestro alrededor por culpa de nuestro maldito orgullo. Es fácil echar la culpa a los demás de las cosas que nos pasan, pero lo que realmente difícil es darnos cuenta de nuestros errores e intentar recapacitar. 

Lo que más gracia me da de todo esto es la frase que los estúpidos del Capitolio dice siempre antes de comenzar a ver como veinticuatro niños se matan entre ellos por su mierda de diversión: Que la suerte esté siempre de vuestra parte.




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