Eres mi visita número

martes, 27 de septiembre de 2011

Hey, can you hear me?

Hacía un tiempo que me rondaba por la cabeza escribirte una entrada, aunque nunca puedas llegar a leerla. Todo esto viene porque te echo de menos, ya han pasado varios años desde que ocurrió, y desde entonces esta es la primera vez que deseo poder agradecerte los pocos, pero geniales momentos que pasé junto a ti.
Sigo sin explicarme por qué tuvo que suceder, era demasiado joven para poder entenderlo, solo sabía que ya nunca más iba a volver a hablar contigo, ver una película contigo o contarnos nuestras cosas como solíamos hacer. Aún tengo sin rebobinar la película de Digimon que vimos aquel día sin llegar a acabarla, no me atrevo a hacerlo, ni a volver a verla, y no sé exactamente por qué.
Siempre he echado de menos el ya no esperarte a que bajases de casa por la mañana para ir caminando al colegio mientras hablábamos de nuestras cosas, de lo que habíamos hecho la tarde anterior, o el día entero. El no poner verdes a los profesores cuando hacían o decían algo que no nos gustaba. Apenas teníamos siete años, tú uno menos, no llegamos a los once, nos quedamos en el camino.
Hay tantas cosas que te vas a perder, y que te has perdido. No vas a acabar la escuela primaria, no pasarás a la ESO, por no hablar de hacer bachiller, el año que viene no podrás comenzar una carrera. No recibirás nunca más un te quiero por parte de tus seres queridos, nunca vas a dar tu primer beso, ni tener tu primer novio, no podrás pelear con tus amigas y pedirles perdón al cabo de unos días, tal vez meses; no vas a volver a sonreír, ni disfrutar de un concierto de tu grupo favorito, ni beber los vientos por un guapo famoso. No vas a ver crecer a tu hermana, no estarás para consolarla cuando las cosas no le vayan bien, ni verla reír, no vas a poder hacer de hermana mayor. No nunca más.
Sigo creyendo que esto no debería haber pasado. Deberíamos poder hablar de vez en cuando, saludarnos en la escalera, oírnos cuando discutamos con nuestros padres, desear que los vecinos se callen cuando entran en el piso. Deberíamos poder salir algún día a sacar fotos, a hablar de lo que sea, o a acabar de ver la película que nunca llegamos a ver. Pero no puede ser, te has ido, para siempre; no importa las veces que te llame, no me vas a contestar; no importa cuánto desee seguir siendo amiga tuya, ya no estás, ni para mí, ni para nadie.
A veces creo verte, sé que es una locura pero es lo que me pasa, siento que estás en alguna parte observándonos detenidamente, pero sé que es imposible, aquella operación acabó con tu vida y, en cierto modo, con parte de la mía.
Te echo demasiado de menos, amiga. Siempre ha sido y será así.
Llego a pensar en qué hubiese pasado si nunca hubieras tenido que operarte, si todo hubiese seguido como debía de haberlo hecho, contigo aún con vida. Me pregunto si mi vida sería la misma que es ahora, ¿habría dejado de salir por el pueblo si tú siguieses siendo amiga mía? ¿Habría cambiado mi relación con la gente que era cercana a ti? ¿Habría pasado casi todas unas Navidades pasando a tu casa para estar con tu hermana? Nunca podré saberlo, porque no sigues aquí.
Me gustaría poder hablar contigo, aunque sea una última vez, sé que es imposible y que lo mejor que puedo hacer es acabar de olvidarte por completo, pero no puedo dejar de pensar qué hubiera pasado si... ¿Y si hubiera pasado al revés? ¿Y si tú siguieras con vida y yo no? ¿Pensarías en hacer lo mismo que yo en estos momentos? Imposible poder saberlo... Sé, o al menos intuyo, que después de esto te dejaré descansar tranquila, como te mereces... Aunque desearía que estuvieses aquí, desearía no haber tenido que escribir esto, pero ya, es imposible.

No hay comentarios: