Eres mi visita número

viernes, 11 de febrero de 2011

These conversations with myself.

¿Qué haría yo sin mis conversaciones mentales en la casi hora que dura el trayecto de mi casa al colegio? Cualquiera que se meta en mi cabeza se volvería loco intentando seguir los pensamientos que rondan mi mente a esas horas de la mañana...
Leí en alguna parte que el ser humano es sólo un 10% pensamiento, y que casi todo lo demás es sensación. Sin embargo yo soy todo lo contrario, solamente un 10% sensación, y el resto pensamiento. Mi mente es lo que más valoro de mí misma, es una mente catastrófica, tiene millones de diferentes partes, cada una crítica a la anterior y así con todas, no hay ninguna que esté de acuerdo con la otra, pero me encanta. Está la parte que me dice que siga adelante, que no haga caso a las personas que hablan mal de mí o me miran y me tratan como si fuera una mierda que no merece vivir; la parte que predomina en mis momentos de bajón, la parte que me anima a que esté triste, que me dice que llore hasta descargarme; otra de mis partes, a la cual yo llamo: "Mi parte Dinozzo", es la que me hace sonreír y me ayuda a sentirme a gusto conmigo misma, me dice que hay gente mucho más fea que yo, y que demuestre al mundo lo que puedo valer... Y así podría seguir mucho, mucho tiempo más escribiendo y nunca podría acabar de decir todas las partes. Puede que esto se traduzca en que estoy loca, o que tengo crisis de identidad cada dos por tres, pero yo estoy orgullosa de ella, me encanta tener una mente tan variada, incluso me hacen reír las diferencias de pensamientos que tengo. Mi conciencia, porque al fin y al cabo es solo Una pero con distintas voces y personajes, por así decirlo, es muy especial y siempre da mucho de que hablar (sobre todo mentalmente):
Como iba diciendo, cualquiera que se meta en mi mente, o lea esto por ejemplo, se puede hacer un cacao mental peor que el mío. Muchas veces mis pensamientos se mezclan entre ellos, se contestan solos, y hacen que, por así decirlo, mi Mente en general les mande callar. [Eso es mentira] Ya empezamos... [Es verdad lo que digo, tú en realidad lo que estás es loca, muy loca] [¡Qué no! Lo que pasa es que la volvemos loca nosotros] [¿Y entonces por qué siempre cambia de pensamiento sin haber acabado el primero?] No cambio de pensamiento, eres tú, Maldita Conciencia, la que haces que cambie lo que siento cada dos por tres. Eres tú la que me repite una y otra vez que la gente me mira, y yo siempre te digo que NO me importa que la gente me mire, que incluso me siento orgullosa de ello. Eres tú quien me confunde todo el rato, la que hace que piense que estoy loca, que debería estar encerrada en un manicomio, o algo por el estilo. Es Tú culpa, solo tuya, que tenga discusiones mentales conmigo misma. Tú culpa que me ponga triste cuando no debería estarlo, tuya que me alegre o me ría interiormente de cualquier chorrada que pienso. [Yo solo hago mi trabajo, te digo lo que quieres oír, pero en el fondo es tu culpa por sentirte tan poco segura de ti misma]
De acuerdo, acepto la culpa, la acepto porque no me queda otra, porque si no lo hago volverás a meterte en medio y me lo repetirás una y otra vez hasta que acabe aceptándolo de verdad.
[Pues eso]
Exacto, pues eso...

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