Eres mi visita número

viernes, 18 de mayo de 2012

Fin de semana "Mangástico" Parte 1. La llegada.

Era la primera vez que iba a ir a una cosa de esas llamadas Expomanga y sin poder evitarlo estaba nerviosa ya desde una semana antes. Iba a ir con un disfraz que muchos podrían llamar cutre, pues no me había comido demasiado la cabeza ya que el "cosplay", como se llaman en estas ocasiones, constituía una camisa blanca, un pantalón vaquero normal, la cara blanca, ojeras negras bajo mis ojos y una peluca negra. Puede que alguno conozcáis al personaje L de Death Note, pues yo iba de ese tipo inteligente. En un "crosplay" (cuando te disfrazas de alguien de distinto sexo que tú) no muy currado, pero épico donde los haya. Más típico incluso que el ya conocido Naruto del manga del mismo nombre, o Monkey D. Luffy de One Piece
El Expomanga era en Madrid por lo tanto tuve que coger un billete de autobús para irme a esa inmensa ciudad. 
Era el viernes por la mañana y mis nervios estaban a flor de piel; subí al trastero a por la mochila que iba a llevar para pasar el fin de semana en el Colegio Mayor donde vive una amiga de la ciudad, y me hice sangre en el maldito dedo. Luego hice la mochila cuando mi madre vino y terminamos de comer, ya pensaba que no me iba a caber la peluca, y las demás partes del "crosplay", por hablar con propiedad, pero casi milagrosamente ¡CUPIERON TODAS LAS COSAS! Mi madre se suele pasar siempre con las cosas que mete en mi mochila, o en su defecto maleta, cuando me voy a algún sitio a pasar unos días. En este caso han sido: mantas, que no utilicé y galletas, que tampoco comí.
Una vez en la estación de autobuses de Logroño tuve la duda, al montarme en el autobús y después de que mis padres metiesen mi mochila en el maletero, de si ese era el lado donde debía de ir mi equipaje o por el contrario nos habíamos equivocado. Descubrí que estaba en su sitio correcto cuando llegamos a Soria, casi dos horas después, y no abrieron el lado donde yo tenía mi mochila. Menos mal que me fui a Pamplona a estudiar, porque definitivamente Soria NO está más cerca de Logroño que Pamplona.
En la segunda parte del viaje en autobús, la más larga, nos pusieron una película The Debt (la recomiendo) trata sobre un grupo de tres judíos cuya misión es capturar con vida para llevar a juzgar a un cirujano nazi. Acabó la película a unos cuantos minutos de llegar a la gran capital de España. Podía ver la T4 enfrente de mí, quedaba cada vez menos. Como suele hacer el autobús pasó por Barajas y luego fue de camino a la Estación Avenida de América donde me iba a dejar. Llegué a las nueve y media pasadas, casi las diez. Bajé del bus, cogí mi mochila y me fui camino al metro. Era la primera vez que cogía el metro sola, así que os podéis imaginar cómo estaba. 
Pagué 1'5€ y me bajé al Anden 2 donde debía coger la línea 6 que me llevaba hasta Atocha. El primero lo perdí, pero voluntariamente, no me gustaban mucho las pintas de unos que iban a montarse en el mismo que yo, así que esperé al siguiente. Total, solo tenía que esperar unos 6 minutos más.
Milagrosamente no me perdí, y llegué a Atocha sana y salva. Allí me esperaban mis amigos, Silvia y Víctor. Como era la hora de cenar nos fuimos a comer una porción de pizza que valía bastante barato, cuando nos lo acabamos fuimos a un chino a comprarnos un helado, el mal genio que tenía el jodido chino, creo que era el primer chino que tiene los ojos rasgados de hacer fuerza para intentar cagar.
Y ahí, íbamos nosotros, con dos pirulos y un helado de Nesquik camino al colegio mayor de Silvia.
Una vez en él nos pusimos con el portátil a hacer una tweetcam. En un principio no teníamos muchos seguidores. A eso de las doce de la noche, una hora más, una hora menos, alguien llamó a la puerta de la habitación, fue Silvia a abrir, alguien con acento de gallego hablaba en el pasillo y, de repente, el mismo tipo con acento estaba delante nuestro en calzoncillos, sí, habéis leído bien. Pero el caso es que ésto nos subió los seguidores. Luego se pusieron, entre el gallego y un amigo suyo, a competir para ver quien de ellos dos tenía la ropa interior más bonita.
Creo que no hay mucho más que añadir del primer día. Nos metimos a un poco más de las dos de la madrugada a la cama, mientras los de al lado se lo pasaban haciendo ruido. Intenté dormir de un tirón, pero he de admitir que no lo conseguí. Hacía demasiado calor, mi nariz comenzaba a picar cada dos por tres, y una graciosa con voz de pito se puso a cantar a eso de las cinco de la madrugada.

CONTINUARÁ.....

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