Eres mi visita número

domingo, 21 de noviembre de 2010

One evening with Harry Potter.


Hoy fui a ver la película, y qué decir, para empezar que me ha encantado, según mi criterio es la mejor que han hecho hasta ahora, había cosas que no recordaba, pero el resto me ha gustado como la han adaptado. Ahora comento un poco mi aventura:
Hace dos días que quería ir a verla pero no había podido. Primero: el viernes tenía que ir a por mi hermano a la estación de autobuses. Segundo: el sábado me fui al pueblo con mis primos, mis tíos, mis padres, mi hermano y mis abuelos. Y tercero: Hoy que por fin he ido a verla, sola, pero la he visto.
El caso es que tenía esa entrada pequeña en mis manos, la entrada que me iba a llevar a una sala donde poder ver la película que llevo esperando tres años atrás, la penúltima película de Harry Potter, esa historia que comenzó para mí con ocho años, allá por el 2001, y que he acabado con la misma edad que los protagonistas de la película, diecisiete. He entrado ya pensando que me iba a desilusionar mucho el resultado final, (siempre pienso lo mismo antes de ver una película no sólo en esta), y la verdad es que no ha sido para tanto...
En el momento en el que se apagaban las luces de la sala y dejaba de sonar la canción Smells like teen spirits de Nirvana y la gran pantalla se encendía para dar comienzo a los anuncios mi corazón ha comenzado a latir con demasiada fuerza. Y a pesar de los niños que me han tocado al lado hablando cada dos por tres, el tipo del otro lado sonándose los mocos todo el rato y, sobretodo, al darme cuenta de que no recordaba nada de la película desde que los chicos se van de la boda, la película no me ha desilusionado para nada. Lo que menos me ha gustado es que en esta primera parte no sale tanto Snape como me gustaría (me pasa algo extraño con ese hombre, me encanta Alan Rickman y más Severus Snape), aunque con Ron y los Gemelos Weasley ya me he servido.
He salido muy bien de la película, me he reído mucho, y hasta casi llorado, y ha habido un momento en el que he saltado del susto, pero por lo demás, cuando el aire fresco de la calle me ha dado en la cara, he sabido que el día de hoy no se me olvidará muy fácilmente (sí, soy muy ñoña yo).
Y ahora que he subido a casa, me he dado cuenta de que me he dejado el maldito libro en el asiento trasero del coche de mi padre, así que tendré que pedirle que lo de mañana por la mediodía.
Solo queda esperar por la segunda parte.

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