Eres mi visita número

martes, 6 de noviembre de 2012

Ware, yami tote... II

       Yo, la oscuridad... 
       Mis demonios interiores, una vez más, no me dejan en paz, ¿o es Judie? A veces siento cómo si desapareciese, otras cómo si reviviese, pero nunca, nunca, está ahí cuando se la necesita.
       Después de lo que ambas hicimos la semana pasada... Justo hace una semana... Nunca nos creí capaces de hacer aquello, pero se sintió demasiado bien y a la vez bastante extraño. Una no se declara todos los días al chico que siempre ha estado en su cabeza, ¿verdad? Debería sentirme orgullosa y contenta de ello, más aún cuando él me contestó y me trató mejor de lo que pensaba... ¿O fue una bonita forma de decirme que ni una mierda me va a dar una oportunidad cuando sea que haya despejado su mente?
       Seguro que la respuesta no es tan retorcida y compleja como me la espero. Pero puede que sí. Ya no sé ni qué pensar.
       Dios, hace una semana me sentía tan bien. Me sentía como all sunshine and rainbows. Y ahora, siete días después, vuelvo a estar "deprimida". Todo lo deprimida que ella me deja estar, claro. No encuentro una salida fácil a todo esto, y no sé por qué me como tanto la cabeza por una chorrada. Sí, puede no decirme nada, nunca, seguir con este silencio que ni el diamante consigue rajar, con el silencio que poco a poco divide mi alma en dos, una vez más.
       ¿Lágrimas? Ojalá todo fuera tan sencillo como dejarme caer en un rincón a llorar. Pues, al fin y al cabo, el viento se llevaría mis lágrimas y luego volvería a estar como antes. Rota por dentro. Una vez más yo, la oscuridad...
       Mire donde mire, está él; y eso ayuda más bien nada.
       ¿De quién fue la idea de contarle todo? La respuesta fácil sería Judith, por supuesto, pero nunca es una respuesta fácil en mi cabeza. Ni siquiera sé cuándo es ella o soy yo, ni cuándo al revés. Tan siquiera estoy completamente segura de que ella exista de verdad.
       Digamos que todo esto ha ocurrido porque, por primera vez en mi vida, he conseguido hacer amigos en una nueva ciudad sin proponérmelo y siendo yo misma. Así que ¿por qué no contarle a él todo? Yo me iba a sentir mejor... ¿Egoísmo? Puede... No sé. Lo único que se me pasó por la cabeza era dejar de sentirme odiosa por las noches, por las mañanas... Y ver ¿qué pasaría sí? El resultado podría haber sido catastrófico y, una parte de mí, deseaba que hubiera sido catastrófico.
       Creo que esto es un nuevo tipo de locura.
       Una locura retorcida y odiosa.
       He abierto mi corazón y no sé lo que he recibido a cambio. La próxima vez me lo pensaré mucho antes de hacer una locura. Juntaré los pros y los contras de mi decisión en mi mente, por vez vigésima, y dependiendo de cuáles de ellos pesen más haré lo que sea apropiado.
       Mi corazón me dice una cosa, mi cabeza otra. Cas dice no saber a qué me refiero. Crowley me pide todas las cosas perversas que mi corazón anhela de una manera u otra. Yo deseo que todo se resuelva pronto o explotaré. Y Judith... Bueno, Judith ha vuelto a desaparecer en mi cerebro, una vez más.
       Lo que Billie dice es "Estoy tan cansado de estar aburrido. Tan aburrido de estar cansado", y creo que tiene razón.


P.D. Quiero un libro de Haruki Murakami (Por si a alguien le interesa lo cual no creo).

3 comentarios:

Organdí. dijo...

Me ha gustado eso de "seguir con este silencio que ni el diamante consigue rajar". Muy original y cierto. El slencio es difícil de romper porque es necesario. Hay que aprender a convivir con él y a saber darle largas cuando es conveniente.
Lo del chico, personalmente, creo que hiciste bien en declararte porque la paz interior que sientes en ese momento merece la pena totalmente. Las respuestas a esa declaración, las consecuencias no tienen por qué ser malas aunque no sean las esperadas. Lo que ocurre ahora es simplemente pasajero. Esa depresión post-declaración es pasajera y creo que esa confusión entre si has hecho lo correcto o no es favorable. Esa ligera depresión emocional viene por la confusión, que es la consecuencia de tus actos. Estar confundido es una buena forma de descubrirse a uno mismo, por eso considero que es favorable. Aprovecha ese pensamiento analítico para comprenderte mejor pero no para arrepentirte de lo que has hecho. Creo que lo que hiciste te vuelve más valiente, te da vida.
Un fuerte abrazo señorita! Y ya siento no poder darte un libro de ese señor. Busca y encontrarás :)

Srta. Kenpachiϟ dijo...

Ojalá tengas razón con lo de que la depresión es pasajera, porque en estos momentos no lo siento así. Ya sabes que lo único que me hace evadirme de cosas como esas son escuchar música, ver series y escribir chorradas que no tengan que ver con él, claramente... Aunque, últimamente siempre, de una forma u otra, queriendo o no, acabo escribiendo sobre lo mismo... Espero no haberme quedado atascada en la redundancia...
Y las consecuencias... Realmente no sé qué espero recibir a cambio, en estos momentos me importa menos que hablar con él, aunque sea de chorradas, lo cuál parece que siempre ocurre...
Y lo del señor ese, es un escritor japonés que ha sido muy valorado últimamente, escribe de cosas no muy ordinarias, y ya sabes que me pirran las cosas poco ordinarias, y yo escribo de cosas raras, siempre... Ya lo sabes. El caso es que en Santos Ochoa hay muchos, pero ya sabes, el dinero que escasea últimamente... Por cierto en seguida tendré capítulo que pasar, aunque creo que se te están acumulando...
Y una cosa, ¿al final sabes si lo del cumpleaños sigue igual a cómo lo dejamos o hay cambios? Por saber si compro el billete de vuelta o no...
Un besazo :3

Organdí. dijo...

Lo del cumpleaños sigue en pie. Si que es verdad que se me están acumulando los capítulos, tengo que leerme los dos últimos que me pasaste asi que gracias por recordármelo :) Ánimo con todo señorita!!